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miércoles, 3 de enero de 2018

Un balance de la economía macrista: esto se sostiene solamente con gendarmes cuidando las góndolas

Con desvíos de hasta un 100%, el año 2017 cierra con incumplimiento en los principales parámetros de la política macroeconómica


Un gendarme custodia las góndolas de la Anónima, 
los supermercados de los Peña Braun: una imagen elocuente de la economía macrista

Fuente: Universidad Nacional de Avellaneda. OBSERVATORIO DE POLÍTICAS PÚBLICAS / MÓDULO DE POLÍTICAS ECONÓMICAS. Coordinador: Mg. Santiago Fraschina

En 2017 se profundizó el rumbo estratégico definido por el actual gabinete en materia económica. Flexibilización tarifaria, política de ingresos reales a la baja, liberalización de las cuentas externas y dólar apreciado, en pos de la valorización financiera. El único factor anómalo de la política pública en 2017 fue una aceleración de los desembolsos para obra pública de baja escala, a tono con el año electoral y en compensación con un 2016 de extraordinaria inmovilidad en materia de inversión. En prospectiva, el Presupuesto 2018 vuelve a allanar el terreno a la “normalidad de la política económica”, Una hipótesis de inflación desacoplada de las expectativas *, tipo de cambio bajo para favorecer el carry trade y más ajuste tarifario en servicios públicos para generar convergencia a “precios de mercados”. También se mantiene el objetivo de los últimos dos años de reducir el déficit fiscal. El gobierno se propone una salida para la solución del conflicto por el fondo del conurbano de la Provincia de Buenos Aires en el que la variable de ajuste son las jubilaciones, pensiones y asignaciones universales.

Los principales resultados cuantitativos de estas políticas se resumen así:

. Desigualdad: Más allá del desempeño de la actividad económica (que no fue bueno), la distribución de los ingresos se volvió más regresiva en el año que terminó. No sólo tenemos una torta del mismo tamaño que en 2015, sino que hay que dividirla entre más personas y esta distribución se hace de manera más desigual. Los que menos tienen ahora se llevan porciones más chicas y los más ricos porciones más grandes. Se puede comparar cuánto más tiene el 10% más rico en relación al 10% más pobre. Esto se conoce como indicador decil 10/ decil 1. De acuerdo a los datos de los segundos trimestres de cada año y tomando el ingreso per cápita vemos que, mientras en 2015 este índice llegaba a 16, en 2017 el promedio de los ingresos del decil 10 es 20 veces el promedio de los ingresos del decil 1. Para no limitarnos a los extremos, podemos medir la desigualdad con el índice de Gini. En este caso,e la desigualdad aumentó un 4,4%, desde un índice de 0,41 registrado en 2015 a 0,428 en 2017.


· Comercio exterior: el déficit es de más de U$$ 7.600 millones. Las compras externas crecen un 20% pero las exportaciones están estancadas. En las cuentas finales se espera un déficit global de alrededor de U$S 9.000 millones. Se trata de un déficit comercial récord. Durante años se sostuvo que el anterior gobierno promovía una situación muy desfavorable en el intercambio comercial. Según esas críticas, las trabas a las exportaciones (a causa del cobro de derechos de exportación), afectaba la producción local y las ventas externas, tanto de los sectores primarios, como el agro y la minería, así como del sector industrial. Se postuló que con el cambio de gobierno y nuevas medidas en términos de política comercial, el país vendería sus alimentos a todo el mundo, con un aumento sustancial de sus ingresos. A dos años de las medidas aperturistas, el país atravesó un amesetamiento de sus exportaciones y un crecimiento explosivo de las importaciones. Si no se habla de estrangulamiento externo ni se hace notar todavía la escasez de divisas, es porque el extraordinario endeudamiento del Estado consigue los dólares necesarios para financiar el desequilibrio. Los motivos del déficit son varios. El mundo no atraviesa una época compradora: países como EEUU aplican políticas proteccionistas, mientras que Brasil, diezmado por su propia crisis, baja la compra de productos argentinos; el endeudamiento público inunda el mercado de dólares y deprime su precio, lo que hace que los sectores agroexportadores sigan reteniendo las cosechas a la espera de una devaluación más rentable para sus intereses sectoriales, pero muy nociva para los asalariados, con efectos inflacionarios inconsistentes con las metas que el gobierno enuncia y recalcula. A pesar de las bajas ya concedidas en las retenciones, eso no produjo un efecto de confianza en los exportadores, porque su única lógica es maximizar sus propias ganacias. De ahí que la nueva baja en las retenciones que se pondrá en marcha inmediatamente va a tener un solo efecto verificable: más déficit. He aquí una de las debilidades sustanciales de este modelo: propone una puja constante entre lo malo y lo peor. El esquema se sostiene con mayor endeudamiento que no será destinado a las inversiones productivas sino a paliar este déficit.


. Industria: La industria nacional fue uno de los sectores más perjudicados por el viraje de la política nacional desde la asunción de macri. El aumento de las importaciones de bienes de consumo y la caída general de la demanda fueron factores claves que afectaron la caída. En 2016, según el Indec, la industria produjo un 4,6% menos que en 2015. En el año actual la industria solo logró recuperarse un 1,8% en relación a la fuerte caída de 2016. Es decir, que el nivel actual de actividad industrial es un 3% menor al que había con el gobierno anterior. Las importaciones de los bienes de consumo final aumentaron un 30% en dos años. Esto explica la incapacidad de recuperación. A diferencia de los bienes intermedios o bienes de capital, estas importaciones afectan de forma directa a la producción nacional, porque el consumo de bienes producidos en el exterior reemplaza al que se produce en el país. No solo se incrementaron las importaciones de bienes de consumo final sino que también subió su porcentaje en el total de las importaciones: de un 10,9% a un 13,1%. En la relación entre importaciones y PBI, aquellas aumentaron más de 40% en dos años (0,85% a 1,20%). Entre los sectores industriales, el más importante por su peso dentro de la producción nacional es el de alimentos, que disminuyó su producción un 1,2% en 2016 y un 0,8% en 2017. La producción de lácteos fue la más afectada, con una caída acumulada del 20% en dos años. Esta caída tiene una directa traducción en las consecuencias humanitarias de estas políticas. Los lácteos son uno de los principales componentes de la alimentación básica para los niños de las familias de menores ingresos, por lo cual su caída solo puede traer un grave deterioro de la calidad de vida de los sectores más vulnerables. También fue muy afectada la industria textil, incidente en la cantidad de empleo que demanda: cayó un 4,3% en el 2016 y un 9,4% en 2017.

. Falta de divisas: la necesidad de divisas generada por el creciente componente importado de la actividad industrial es enorme. Por el momento, las divisas provienen del endeudamiento externo. No hay indicios de reversión en estas políticas, dado que las exportaciones, que son la herramienta para hacerse de dólares genuinos, crecieron a un ritmo menor al del producto. Presentan en 2017 una variación de tan solo 1,8%. Algo que durante el anterior gobierno fue enfatizado por los sectores ortodoxos de la economía son las reservas del Banco Central. Es que se recuperaron notablemente en estos dos años. Pero, dado que la balanza comercial es la más deficitaria en mucho tiempo, este crecimiento de las reservas se explica por la entrada de dólares a través de la emisión de deuda pública.

· Deuda: para compensar el desequilibrio se proyecta un ingreso de capitales. Aunque el nivel de endeudamiento todavía se puede considerar bajo desde una perspectiva histórica, la tendencia acelerada que está tomando la deuda pública se puede tornar un factor desestabilizador en el mediano-largo plazo. Sobre todo si se tiene en cuenta la relación de la deuda con el tamaño de la economía. A partir del cociente deuda/PBI, se nota que en solo dos años la participación del stock de los compromisos aumentó su participación en la producción doméstica en 13 % en los últimos meses (desde octubre de 2015 al primer trimestre del 2017).

. Fuga de capitales: desde la liberalización del mercado de cambios, la tendencia a la fuga fue de difícil contención y gran parte del endeudamiento sirvió para solventar esta fuga. Por la fuga propiamente dicha ya salieron del país desde enero hasta octubre del año que terminó U$S 11.822 millones. Por turismo se fugaron otros U$S 8.965 millones, y en concepto de intereses, utilidades y dividendos otros U$S 4.281 millones. La fuga acumulada anual llegó a 25.069 millones de dólares, el equivalente al 48% de las reservas del BCRA (valuadas al 31-10-2017). El sistema se vuelve, con esta orientación, insostenible en el mediano plazo (no es una cuestión ni de gradualismo ni de shock, sino de tendencia). Los propios voceros del establishment, tanto como el FMI, han advertido del desmesurado aumento de la deuda. Esto no significa que realmente los sectores trasnacionales quieran que el país deje de endeudarse, sino que, con esta excusa, se están exigiendo ajustes drásticos en salarios y en jubilaciones, pensiones y seguridad social. Las misiones del FMI no visitan (todavía) el país para controlar las cuentas públicas pero, como la reforma previsional forzada lo demuestra, no hace falta que vengan si la alianza entre el macrismo y el sector colaboracionista de los peronismos provinciales hacen lo que estos poderes exigen.


· Sin crecimiento real: el desplome de las cuentas externas no está desvinculado del desempeño local. La economía todavía está un 1,4% abajo de los niveles de PBI per cápita del  año 2015, lo que desmiente que en estos dos años se haya saneado la economía o se haya empezado a transitar un camino de recuperación. El nivel de empleo en 2017 experimentó una suba del 2,1% en la cantidad de los trabajadores registrados. Pero ese incremento se explica porque 6 de cada 10 nuevos registrados son monotributistas (en sus dos versiones: monotributistas independientes y de monotributo social), es decir, empleo inestable y con ingresos bajos.


· Desempleo: la languidez del mercado de trabajo tiene reflejo en el sector industrial. En 2017 hubo una recuperación de la actividad consolidada en torno al 2%, aún casi 3 puntos por debajo de los niveles de fines de 2015. Hay que tener en cuenta que parte de este incremento de 2017 es en parte atribuible al crecimiento vegetativo de la población. Es decir: su efecto es neutro. La industria está principalmente traccionada por el sector automotriz, dominado por compañías transnacionalesque suelen girar sus excedentes a sus casas matrices, en el exterior del país (no existe ninguna política de estado que los obligue a otra cosa). Pero en la comparación interanual entre 2016 y 2017, el empleo fabril cae en más de 26.000 empleos, más de 2.200 puestos de trabajo destruidos por mes. Si contamos la cantidad de jóvenes que cada año deberían sumarse al mercado del trabajo, el resultado es negativo.

· Precios y finanzas: el desvío de la inflación esperada a principios de año fue cercano al 50%: se proyectó un 17% y los números finales marcan cerca del 25%. La política de precios es abiertamente contradictoria. Por un lado, el BCRA esterilizó con elevadas tasas de interés -mediante Lebacs- los excesos de liquidez del mercado y, por otro, se aumentaron significativamente las tarifas de servicios públicos, al mismo tiempo que subieron los precios de otros bienes y servicios básicos e imprescindibles (como los medicamentos y las prepagas, por ejemplo). Como no podía ser de otra forma, la contención inflacionaria no cumplió las supuestas metas estimadas al final del año anterior. La inflación se desaceleró en comparación con 2016, pero la suba de precios anual se ubica alrededor de 7 puntos por encima de la meta.


El dólar estuvo planchado en la mayor parte del año, por lo que los capitales golondrina aprovecharon una rentabilidad única en el mundo de hasta el 28,75% gracias a la apertura de la cuenta de capitales. Los zigzagueos del presupuesto aprobado por el Congreso en la última semana y la inmediata modificación del gobierno de las metas de inflación proyectada provocaron una significativa devaluación que inevitablemente será trasladada a los niveles de inflación, por los precios dolarizados de insumos tan decisivos como los combustibles, los servicios públicos y los medicamentos. Otro grave saqueo al bolsillo popular se concretará cuando se anuncien los aumentos del precio del transporte, un costo sin elasticidad, ya que los trabajadores no pueden dejar de viajar a sus trabajos. Por ello, un gasto mayor en el boleto de trenes, subtes y colectivos necesariamente implicará dejar de consumir otros productos, lo cual tendrá como efecto una caída mayor del consumo de los productos de la canasta básica. Inflación, recesión, especulación financiera.

. Sector financiero: este período estuvo caracterizado, como se vio la última semana, por una tensión entre tasas de interés muy altas fijadas por el BCRA para las Lebacs son el fin de sostener las metas de inflación, lo que desincentiva las inversiones productivas, y el posible relajamiento de las políticas monetarias, lo que pone en riesgo las metas inflacionarias. Esta puja se personifica entre sectores del mismo gobierno. El resultado no dejó conforme a unos ni a otros: los ortodoxos quisieran aplicar ajustes más drásticos, lo que deprimiría la actividad productiva y produciría un aumento de la conflictividad social. Pero la baja de las tasas de interés implica un riesgo de corrida bancaria, que en seguida se traslada a un recalentamiento de la inflación. Lo que el macrismo consiguió hasta hoy es una inflación que sigue siendo muy alta, una actividad económica amesetada y una conflictividad social en aumento, a pesar de la complacencia de las cúpulas sindicales. La estabilidad de este esquema depende de la resistencia que esté dispuesto a dar el pueblo trabajador y los sub-empleados y desempleados, inequívocos perjudicados de estas políticas.

Estos datos técnicos se traducen en la presencia de gendarmes custodiando las góndolas de los supermercados, con changuitos  semivacíos. No es metáfora: es verdad.

* NOTA DE LA OTRA: Aún desacoplada respecto de la corrección de un 50% de metas de inflación anunciada el jueves por los cuatro magníficos. Cuando ahora ellos dicen "15%" de inflación debe leerse "más de 20", con el objetivo de volver a imponer paritarias a la baja por tercer año consecutivo.

2 comentarios:

Sonia Giannotti dijo...

Excelente nota por los datos que aporta
Y si,gendarmería custodia los bienes .....de ellos.

Oscar Cuervo dijo...

Muchas gracias, Sonia, me alegra haberte aportado estos datos. Saludos.