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martes, 4 de octubre de 2016

El dilema del régimen: ¿ajustar más o gastar más para ganar las elecciones?

El análisis económico de Federico Kucher en La otra, para escuchar clickeando acá 



El domingo charlamos de la situación económica actual con el periodista especializado Federico Kucher. Hablamos de la vuelta de las misiones del FMI, del aumento del desequilibrio fiscal que viene logrando la política económica del macrismo hasta ahora, de las internas entre diversos sectores del régimen acerca de si acelerar el ajuste o seguir gastando con la finalidad de ganar elecciones [estas dos tendencias representan la principal contradicción interna del macrismo], de la incertidumbre de los empresarios acerca de la persistencia en el tiempo de un gobierno de este signo económico y del extraño optimismo de Miguel Bein, que postula para el año eleccionario una suba de la actividad económica e incluso del salario real. Algunos tramos de la charla:

- Desde 2006 -dice Kucher- el FMI no venía a la Argentina a realizar sus controles sobre las estadísticas de la economía nacional. Néstor Kirchner le pagó al Fondo en aquel entonces 10 mil millones de dólares justamente para que no siguieran haciendo este monitoreo. Este regreso marca un hito en la avanzada ortodoxa del gobierno de macri. La comitiva del Fondo celebró las medidas estructurales tomadas por el gobierno, sobre todo la quita de las retenciones y el tarifazo, lo que es un eufemismo para avalar la caída del salario real de la población. Y después vienen las recomendaciones: reducir el gasto público, bajar el déficit fiscal, la apertura comercial y todo el recetario de la ortodoxia que conocemos bien de los 90.

- Pero a pesar de la caída del salario real, la devaluación, y el tarifazo, el déficit fiscal no bajó. 

- Exactamente. Hubo un cambio en la composición de ese déficit, básicamente por la quita de las retenciones, cierta devolución de ganancias, y sobre todo, por la caída abrupta del consumo, una baja en la recaudación del IVA, que es uno de los impuestos más importantes, que explica una parte sustancial de la recaudación pública. Estas pérdidas de los ingresos no se compensa por la reducción de algunos subsidios. Por lo tanto, la diferencia entre los ingresos y los gastos del estado incluso aumentó los niveles del año pasado [N. del E.: curiosamente, al hacerse cargo de la cartera de Hacienda, Prat Gay se escandalizó por el gasto público del último período del gobierno anterior].

- Entonces ¿la reducción del déficit fiscal no es tan importante para la óptica ortodoxa, a pesar de que siempre incluyen ese objetivo en sus discursos?

- Justamente una de las recomendaciones que hizo la misión del Fondo es seguir avanzando [n. del e.: ¿empezar a avanzar?] en la reducción del déficit, en el recorte de los gastos. Pide que en el mediano plazo el gobierno tiene que seguir profundizando el equilibrio de sus cuentas. En el gobierno hay una disputa interna entre dos alas, una más ortodoxa en lo económico, que sostiene que no se puede financiar el déficit con deuda externa, sino que hay que avanzar más rápido en el ajuste del gasto; y por otro lado tenés un ala más política, que piensa en las elecciones del año que viene, encarnada por Prat Gay y Frigerio, entre otros, que considera que en el corto y mediano plazo se pueden tolerar ciertos niveles de déficit para no golpear aún más la actividad económica, con el fin de afirmar el proyecto político. Con el desplome de la actividad que tenés hoy, si avanzás con el ajuste en forma más abrupta, la caída de la economía sería socialmente insostenible.

- Eso está articulado con una cuestión política, que incluso despierta inquietud en los presuntos inversores: si este régimen es sustentable en el tiempo. Si se profundiza el ajuste a un año de las elecciones de medio término, se abre la posibilidad de una derrota electoral y queda la incertidumbre de que en 2019 vuelvan lo que ellos llaman "el populismo". Esa posibilidad desalienta las inversiones [¿que ya van a llegar?] por el momento.

- La promesa de las cataratas de dólares que iban a llegar, como producto de un shock de confianza de los capitales, no se concretó. En el segundo semestre tampoco se está observando. Hay muchos anuncios, pero poco ingreso concreto. Se entiende que si el gobierno llega a perder las elecciones de 2017 y se abren las posibilidades de perder el gobierno en 2019, las empresas multinacionales no van a estar dispuestas a invertir. En el "minidavos" esas dudas se plantearon de manera explícita. Los empresarios se planteaban qué pasaría si se produce en 2019 un cambio político y, paradójicamente, igual que lo que dice el FMI, los empresarios aún así quieren que el gobierno reduzca más decididamente el gasto público [lo cual dificultaría la afirmación política de este proyecto]. El gobierno tiene un esquema que parece nocivo e insostenible a largo plazo, incluso si lo ves desde la perspectiva ortodoxa: tenés un tipo de cambio apreciado en los niveles de principios de 2014, cuando el gobierno anterior se vio forzado a devaluar, tenés un déficit de las cuentas públicas que es mayor al del año pasado, tenés una fuga de capitales que se aceleró en forma notable en los últimos meses, por la posibilidad de comprar dólares de manera ilimitada para atesoramiento, para turismo y por el giro de utilidades de las multinacionales hacia sus casas matrices sin límites que imponga el estado. Los desequilibrios, lejos de atenuarse, se acentuaron; y hoy se sostienen con una única fuente de recursos: el endeudamiento. En los últimos meses se tomaron 40 mil millones de dólares, una cifra que equivale al 10% del PBI argentino, es decir, la riqueza que genera el país en todo un año. La pregunta del millón es hasta cuándo te van a seguir prestando, cuando no estás revirtiendo los desequlibrios de la macroeconomía.

- ¿Leíste el reportaje que le hizo Fontevecchia a Miguel Bein en Perfil?

- Yo estuve hablando con Bein hace dos semanas. Él plantea un optimismo para el año que viene, dice que la economía va a crecer al 5%, incluso provocativamente dice que el número lo corrige para arriba. Para proyectar esa cifra él supone que los salarios se van a negociar por encima de la suba de precios. Piensa que la inflación del año que viene va a ser del 24% y las paritarias se van a negociar al 28%. Eso impulsaría un aumento del consumo. Por esa recuperación del salario real se explicaría una suba de 2,5 del PBI y otros 2,5 se explicarían por la suba de la inversión pública. Esa suba sería el resultado de un efecto estadístico, porque comparativamente este año tuviste una caída muy fuerte de la inversión pública. Y también Bein espera algo de inversión privada en el sector de energías renovables. Además él supone que el dólar se va a mover el año que viene un 15%, muy por debajo de la suba en el resto de los precios de la economía, sobre todo del salario. Eso lo hace en base a una especulación política: dice que en los años impares, cuando hay elecciones, la economía tiende a moverse de esa manera. El lo considera una regla de los años electorales, sin importar quién está gobernando. A mí me parece que hay una confusión en ese supuesto: creo que no es lo mismo un año impar con un gobierno de Cristina que con uno de macri. Toda su predicción de 5 puntos de crecimiento está explicada por esa hipótesis política de una regla invariable de los años impares, gobierne quien gobierne.

En la conversación con Kucher pasamos por otros puntos de la economía: tarifas, cotización del dólar, economías regionales, entre otros. Para escuchar el audio completo, clickear acá.

1 comentario:

Miguel dijo...

No escuché el reportaje completo pero me parece que un punto importante en la balanza externa es la posibilidad de posponer hasta 5 años el ingeso de divisas. Pregunto si las exportadoras de granos estrangulan al central no ingresando divisas después se las pueden prestar a buen interés????