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viernes, 29 de agosto de 2014

Morales Solá y el relato gorila del parito de ayer: el kirchnerismo es tan malo que logra que la oposición no dé pie con bola



Venegas, Moyano y Barrionuevo, tres peronistas "de tomo y lomo", según Joaquín

A Joaquín Morales Solá le toca hoy la ingrata tarea de relatar la flojedad de la protesta trosco-vandorista-rural de ayer. Es sabido que la centralidad de Cristina Kirchner, a 11 años del comienzo del gobierno kirchnerista, obliga a la derecha a alinearse y alentar a todo aquel sector que intente mellar al gobierno, sean los fondos buitres, la demente Carrió, el activismo basura de los troscos que siempre termina perjudicando a los trabajadores, o el vandorismo corrupto que sólo se moviliza en defensa de sus privilegios. La derecha tradicional, el vandorismo y el trosquismo residuales son tal para cual: todos unidos para perjudicar al pueblo y propiciar otra fase "cuanto peor, mejor".

Resulta que la coalición contrahecha que ayer hizo el parito con piquetitos no tiene ni pies ni cabeza y así se ve a los que presumen de ser la "izquierda trabajadora" tercerizando los piquetes para dificultar el transporte de los trabajadores, para que el paro vandorista parezca más, y levanttando consignas tan revolucionarias como "contra la inseguridad" o "por la suba del mínimo no imponible". Semejante cambalache ideológico tiene como exclusivos beneficiarios a los sectores más concentrados de la economía, quienes aspiran a que la experiencia tibiamente reformista del kirchnerismo termine muy mal, para que el próximo gobierno -que el establishment pretende que sea dócil a sus intereses- pueda aplicar los ajustes despiadados que vienen esperando desde que Néstor asumió el poder en 2003.

Como sea, el paro de ayer tampoco fue la expresión de desastre terminal que la derecha mediática quiere imprimir sobre la realidad. Fue un paro con menor acatamiento que el de mayo pasado, lo cual se explica, entre otras cosas, porque en mayo la adhesión de los colectiveros hizo que nadie sin movilidad propia pudiera llegar a su trabajo. Hay otro factor que no puede desestimarse: muchos trabajadores entienden que, en un momento de restricciones externas y maniobras de pinzas de la derecha global y local coordinadas, es preciso manejarse con prudencia, privilegiando la preservación del empleo y no atentando contra el gobierno que lo protege. No escupir al viento, que le dicen. A pesar de la intoxicación mediática, el pueblo no es tonto si se maneja con precaución cuando advierte que los opositores no le garantizan nada mejor que lo que tienen.




Sanz, ahora entusiasta de la burocracia vandorista, tuiteó una foto del mundial 2010 como si hubiera sido tomada ayer. Lo descubrió nuestro amigo el bloguero chaqueño Adán De Ucea.

Así es como arma el relato gorila del paro de ayer Morales Solá:

- "El análisis: Empieza a pesar el miedo al desempleo". (Obvio Joaco, el pueblo sabe que la coalición entre tus patrones, los vandoristas y los troscos tiene toda la intención de cagarlo).

- "La segunda huelga general en apenas cuatro meses a un gobierno peronista expresa muchas cosas políticas y sociales". (¿De en serio? ¡no digás!).

. "se confirmó el papel decisivo que juega en una huelga la adhesión -o no- del transporte público. Su rol no se limita a la capacidad o incapacidad de los ciudadanos para llegar a sus lugares de trabajo. La ausencia del transporte público es un argumento perfecto para el que no quiere ir a trabajar, pero se queda sin él si existen medios para viajar". (Esta es bárbara: cuando no hay colectivos los trabajadores no irían a trabajar porque son vagos, no porque defienden sus intereses).

- "La novedad de los últimos años es que los choferes de colectivos se han convertido en virtuales empleados públicos". (Vaya novedad, el transporte público es público y las empresas sólo son concesionarias).

- "Las huelgas más exitosas se han hecho cuando existía el malestar, pero no peligraba el empleo (...) Con todo, la prioridad actual de los trabajadores está más cerca de la conservación del empleo que de la mejora salarial. La percepción de la fragilidad del empleo ahora es el aspecto más importante para cualquier trabajador". (Te explico, querido: los trabajadores parecen capaces de percibir cuál es el peligro y cuál es la oportunidad y no son tan dóciles a tus deseos como el elenco opositor que desfila por tus programas).

- "El impuesto a las ganancias cosecha 250.000 millones de pesos. La magnitud de la recaudación explica de manera incomparable el enorme universo de trabajadores comprendido por el "impuesto al trabajo", como lo llama Hugo Moyano". (Acá te contradecís con todo lo anterior: si es tan enorme el conjunto de los trabajadores afectado por el impuesto a las ganancias, entonces quiere decir que son muchísimos los que ganan más de 15.000: eso serviría para explicar un descontento que habría crecido, pero también que los descontentos no tienen tantos motivos para hacer un paro general. Este paro tuvo menos adhesión, entonces parece que Moyano, Barrionuevo y vos pretenden que los que menos ganan salgan a bancar los privilegios del sector asalariado más favorecido. ¿Quién tendría que parar? ¿Los que están arriba en la pirámide salarial? ¿Los que ven peligrar sus empleos y quieren cuidarlo? ¿Los más pobres tendrían que resignarse a ser el instrumento de los que ganan más para beneficiar políticamente a la oligarquía que vos representás? Sea quien fuera que según tu hipótesis tendría que pararle al gobierno, la adhesión al paro trosco-vandorista-rural decreció).

Son ocho los troscos. Pocho, Toto, Cholo, Tom, Moncho, Rodolfo, Otto, Pololo. Según Joaco, la izquierda verdadera. Dos no salieron en la foto.

- "La huelga de ayer tuvo también su dosis de politización. Fue asombroso que muchos metrodelegados, los que manejan las comisiones internas del transporte de subterráneos, no se hayan plegado a la huelga de los sindicatos opositores". (¡Habrase visto! El principal columnista de La Nación reclamándole combatividad a los sindicalistas. ¿Mantendrá esos anhelos Joaquín si el próximo gobierno es dócil a la oligarquía?).

- "Del mismo modo, debe analizarse la huelga nacional. No hay registro histórico de un gobierno peronista con dos huelgas nacionales en tan poco tiempo. Esas cosas se les hacen a los gobiernos radicales, no a los peronistas". (¿No será ese otro motivo, querido muchacho, para explicar que el acatamiento decrece en lugar de aumentar? ¿No será que los trabajadores están pensando que a un gobierno como este es injusto pararle, a pesar de las dificultades de la coyuntura? ¿No habrá racionalidad en esta decisión?).

- "La perseverancia de Moyano en la protesta y la participación del sindicalismo más radicalizado en los piquetes explican mejor que nada la relación de la Presidenta con el peronismo y con la izquierda verdadera. La izquierda con antecedentes y con coherencia, aunque seguramente equivocada, en sus luchas laborales. Es la contracara del progresismo retórico del cristinismo, que habla de revoluciones incomprobables, mientras se refugia en un Estado generoso o en los opulentos edificios de Puerto Madero". (Moyano es perseverante y peronista "de tomo y lomo"; la izquierda trosca es verdadera y coherente; vos sos la conciencia moral de la República, pero la suma de los tres consiguen menor acatamiento ahora que antes).

O sea: el kirchnerismo es tan malo que logra que a la oposición le vaya mal y no dé pie con bola.

4 comentarios:

Unknown dijo...


Mario Wainfeld lo ve asi hoy en pagina 12
Para este cronista, desde que Moyano se pasó a la oposición gremial y política, el único sector que mejoró su posición relativa es, precisamente, la izquierda radical. No fue un salto abrupto, sino la continuidad de un proceso de acumulación. Lo cierto es que ha ganado representatividad por “abajo”, en comisiones internas, en delegados de base.

Es minoritaria, comparada con los sindicatos de las dos CGT, pero crece y prospera. Paradoja interesante en la larga década kirchnerista que promovió leyes progresivas y reparadoras, propiciando el crecimiento de los sindicatos por su política laboral. Y también por el crecimiento económico que se sostuvo durante muchos años.

La necesidad motiva acciones conjuntas, pero no unidad ni armonía. Moyano jamás podría ir a saludar a los piquetes de los aliados tácticos que están a su izquierda. Sería abucheado o algo peor.

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Oscar Cuervo dijo...

Yo creo que Wainfeld se equivoca en algo. Los troscos no abuchearían a Moyano si les da pantalla. Están disponibles para quien los requiera, menos para los trabajadores, obvio.

Q dijo...

Los troscos venden espejitos de colores, pero cuando muestran sus verdaderas intenciones les pegan una patada en el tujes como en LEAR.
Saludos

Daniel dijo...

Ocho los troscos mas la Erin Brockovich del oeste; Mónica Schlotthauer que merodea el nuevo hallazgo revolucionario que habrá de despertar la conciencia de las masas trabajadoras; tirar basura en los vagones nuevos.