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viernes, 29 de noviembre de 2013

Revolución

Gabo Ferro habla
Una entrevista en Patologías Culturales, clickeando acá.

Fotografía; Sofi Grenada

El sábado pasado tuve el gusto de participar de una conversación con Gabo Ferro y Maxi Diomedi en Patologías Culturales (sábados a las 17 en FM La Tribu).  Gabo es un artista de una potencia especial, no es cualquier cantante. Es un tipo áspero y tierno, de una consistencia que no es fácil encontrar en otros músicos de su generación o incluso más jóvenes. Gabo tiene ideas y esas ideas alimentan sus emociones, se enoja, se endurece, se pone severo, se feminiza, se leniniza. De pronto es un asceta que se abstiene de usar lo prescindible, de pronto en su voz habitan espíritus.

¿Qué es lo raro de Gabo?, me pregunto. Es un intempestivo. Su seriedad para con la palabra, su necesidad de vincular voz e historia, melodía y política, su extremismo, no son posiciones frecuentes hoy día. Hay en él una postura desafiante que impugna la época, una decisión de apartarse de cierta naturalidad liviana en el ambiente musical.

Gabo es un tipo que se cruzó con Spinetta, con Nebbia, con Palo Pandolfo: eso lo conecta con una edad heroica del rock y lo aleja de cierta complacencia que empezó a dominar la escena musical desde los 80 y cada vez más. "Hacete cargo de la palabra. Si vas a hablar, es porque tenés qué decir; si no, callate".



Se contó unas cuantas veces la historia: en los 90 Gabo era el cantante de una banda hardcore llamada Porco, una cierta noche, un show en el que había 15, 20 espectadores, Gabo se quedó sin voz; literalmente. No podía salir un sonido de su boca. Se bajó del escenario y se fue caminando por Callao. Abandonó la escena, se dedicó a estudiar Historia. Y después de varios años de silencio, volvió. Claramente el Gabo de hoy fue esculpido a partir de esa experiencia, ese fue su camino de Damasco.


Alguna de las cosas que Gabo dijo el sábado en Patologías:

La canción: "Con la canción, en los 80s, hubo esa cuestión que después en los 90s se reforzó: vamos a bailar y todo lo que no sea bailar es horrible, pelotudo, facho, no hay que pensar, a mover las piernas, a mover las patitas... y todos salieron a bailar. La verdad es que yo puedo bailar perfectamente y después puedo ponerme a pensar y a cantar. Aparte, no soy de los que creen que la música no debe -además- entretener. No veo al entretenimiento como una pelotudez, pero no veo como una cosa menor que también deba colocarte en un lugar crítico, en un lugar problematizado, en un lugar de revolución. Insisto con esto: uno no debería ser el mismo después de escuchar ciertas canciones, uno tendría que sentirse en algún lugar levemente modificado, más bueno. A mi hay canciones que me hacen sentir mejor persona. Y la ambición de uno como artista es poder aportar canciones e interpretaciones, y recitales y cosas para tratar de que de provocar en la gente, y todos juntos, no "el artista" y "su público", una revolución".

Su capacidad de mostrar los lados desagradables, odiosos, incómodos que otros artistas actuales prefieren esquivar: "Cuando uno tiene el repertorio de lo que somos. ¿Cuántas veces yo me he hecho cargo de personajes en las canciones que no tienen nada que ver conmigo? [Lo que dice la canción ] Voy a negar el mar es una repugnancia, un tipo que niega su contexto y se lo lleva puesto. Es un tema que me encanta hacer y que no tiene nada que ver conmigo. Todas esas miserias no se pueden cantar bellamente y todo tiene que ver con esa no belleza, con temas no tratados, con cuestiones no visitadas, porque la canción tiene que hablar de otra cosa y ahí es donde pienso en el lugar realmente crítico y revolucionario que debe tener la canción. Y no en términos de crisis y revolución a los 70. Estamos en este lugar del mundo y este momento histórico, la crisis y la revolución tienen que ser lo que somos y lo que debemos ser. Los artistas y cada uno desde su lugar tiene que intentar provocar esto".

Su vínculo con Palo Pandolfo y su experiencia compartida en Los Verbonautas: "Recién pensaba que con Palo trabajábamos de la misma manera, yo lo remplacé en Los Visitantes en una fiesta de la revista Revólver,  y hubo una fecha más que Karina se deba acordar bien. Fue después de Espiritango, Ariel Minimal en la guitarra y yo cantando. Fueron un par de fechas en que Palo se había roto una pierna. Con Ariel nos mirábamos porque estábamos ocupando el lugar de alguien a quien nosotros amábamos y amamos, y estaba cantando con esa banda que yo adoraba y fue muy lindo. Ese disco es maravilloso. Y con Los Verbonautas, fue muy lindo mientras duró. Yo me fui en el momento donde se empezó a poner todo muy producido, para mí fue el colofón cuando salió la cuestión de que el Rojas iba a publicar un libro de poesías de Los Verbonautas. Dije: 'Hasta acá. Si la idea original era ir por fuera... ¿Cómo es ahora? Si era un lustre no haber pasado por Puán, de repente ahora nos va editar un libro el rojas?'. Y me fui. Yo la pasaba bárbaro, me ha acompañado gente preciosa por su obra, por su don de gente y los quiero y lo atesoro".

Clickeando acá encontrarán el audio completo de la entrevista a Gabo, casi 90 minutos de charla sin desperdicio.


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