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domingo, 15 de mayo de 2011

Nietzsche vs.la verdad



Contra el positivismo, que se detiene en los fenómenos: “sólo hay hechos” - yo diría: no, precisamente no hay hechos, sólo hay interpretaciones. No podemos constatar ningún hecho “en sí”; tal vez sea un absurdo querer algo por el estilo. “Todo es subjetivo” decís; pero al decirlo ya se trata de una interpretación, el “sujeto” no es nada dado, sólo es algo agregado por la imaginación, añadido después. ¿Es finalmente necesario poner todavía al intérprete detrás de la interpretación? Hacer esto ya es una invención, tan sólo una hipótesis. (Friedrich Nietzsche, Fragmentos Póstumos, Lenguaje y Conocimiento, aforismo 7 [60])"

Sólo hay interpretaciones: esta frase hizo una gran carrera en el pensamiento contemporáneo. Y si no, escuchemos a Gianni Vattimo: “no hay «hechos», sólo interpretaciones; sólo fábulas, producciones simbólicas que son el resultado de determinadas jerarquías de fuerzas emocionales, y dan lugar a determinadas configuraciones (por ejemplo, una cierta interpretación «prevalece» como «verdadera», se convierte en norma, etc.; pero es precisamente un acto de fuerza).” (Gianni Vattimo, La voluntad de poder como arte). Lo que se llama verdad es una interpretación de la que se ha olvidado que lo es. Para postular algo como verdadero, hace falta un acto de fuerza, casi policíaco: “no se está en la verdad más que obedeciendo a las reglas de una «policía» discursiva que se debe reactivar en cada uno de sus discursos” afirma Michel Foucault en El orden del discurso.

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Dice Nietzsche: "Siempre he afirmado en mis escritos que el valor del mundo debe buscarse en nuestra interpretación (sabedor de que en cualquier otro lugar son posibles otras interpretaciones distintas de las simplemente humanas); que las interpretaciones reconocidas son evaluaciones perspectivas, en virtud de las cuales nos conservamos en la vida, o sea en la voluntad de poderío, en el aumento de poderío; que toda elevación del hombre determina la superación de interpretaciones más restringidas y supone creer en nuevos horizontes. El mundo que nos interesa es falso, vale decir, no es un hecho, sino una imaginación y una síntesis de una escasa suma de observaciones; es fluido, como cosa que deviene como una falsedad que continuamente se desvía, que no se aproxima nunca a la verdad, porque no hay 'verdad' alguna". (Voluntad de poder, Libro 3º, párr. 608)

“Sólo hay interpretaciones": vivimos entonces en la era de Nietzsche. La verdad es esa especie de error que nos resulta útil para vivir. El valor para vivir es lo que decide, en última instancia. ¿Entonces la verdad es sólo un error? Pero ¿qué significa acá "error", si a esta posibilidad no se le contrapone algo que no sea erróneo? ¿con respecto a qué se yerra? ¿y qué sería "no errar"? ¿o acaso se sugiere que no hay posibilidad de no errar? ¿Y tesis como "sólo hay interpretaciones" o "la verdad es una especie de error", son también errores o quedan, por alguna razón aún no percibida, fuera de la posibilidad de errar?

Y, si sólo hay interpretaciones, ¿qué clase de cosa es una interpretación? ¿o sería mejor suponer que una interpretación no es una cosa, sino un acto? ¿Supone una interpretación la presencia de un sujeto intérprete? Nietzsche mismo parece impugnar esta posibilidad: postular un intérprete como autor de la interpretación es ya una invención. ¿Ni cosa ni acto, entonces, sino invención? Pero, de nuevo: ¿cómo es posible una invención? ¿no sería, como invención, tan lícito inventar la tesis de que hay hechos independientes de una interpretación como la de que no los hay? Pero quizá no tenga sentido preguntar por la licitud de una invención, porque no es posible que algo sea lícito. Tal vez toda invención sea igualmente arbitraria. ¿O está mal aplicada aquí también la idea de arbitrariedad? Digámoslo así: "no hay hechos sino interpretaciones" ¿es menos invención, más ajustada, menos errónea, más verídica que "hay algo que no es interpretación"? O, dado que nada escapa a la interpretación, da lo mismo interpretar o inventar que sólo hay errores o que hay algo que no es erróneo?

La sombra que planea sobre estas preguntas es la de la verdad. ¿No hay posibilidad de verdad? ¿Y qué es un error, entonces? ¿La sombra de un algo que simplemente no es?

El que cree en serio que nada es verdad y que todo es interpretación no puede creer en serio nada: pero eso ¿qué importa?. Estas frases ayudan a no tener que tomar en serio lo que uno hace de su vida, ya que, después de todo, sólo hay interpretaciones ¿Dónde habría lugar para la seriedad? El mundo de hoy es del de la voluntad de poder: lo que por el poder se mantiene en alto, lo que vence, eso es lo verdadero. Pero como la verdad es sólo un medio, toda verdad está destinada a ser dejada atrás por una nueva configuración del poder. Toda verdad es una configuración que prevalece, hasta que sea desplazada por un acto de fuerza, diría Vattimo.

No es extraño que, en el interior del corazón de la vida, este sometimiento irrestricto de la verdad al poder se viva con un intenso malestar nunca del todo declarado. La renuncia a la verdad permite un tono de desconfianza radical, en primer lugar de cada uno consigo mismo: las depresiones, las neurosis, la hostilidad permanente y nunca asumida son el aire cotidiano de la época en la que todo es interpretación.

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En 1888 Nietzsche siente la necesidad de presentarse a sí mismo, porque quiere evitar que otros se sirvan de su nombre para hacer barullo. Escribe: "“Previendo que muy pronto tendré que presentarme a la humanidad exigiendo de ella las cosas más difíciles que jamás han sido exigidas, considero indispensable decir lo que yo soy”. El libro donde así se presenta se titula Ecce Homo. ¿De dónde sale el título del libro con el que Nietzsche quiere presentarse ante la humanidad? Del Evangelio de Juan. ¿A quién se refieren en el Evangelio de Juan con estas palabras? A Jesucristo. Un asunto típico para los lectores de Nietzsche: la parodia evangélica. ¿Se trata de una broma?

“Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?». Respondió Jesús:
«Mi Reino no es de este mundo.
Si mi Reino fuese de este mundo,
mi gente habría combatido
para que no fuese entregado a los judíos:
pero mi Reino no es de aquí.»
Entonces Pilato le dijo: 
«¿Luego tú eres Rey?» 
Respondió Jesús:
«Sí, como dices, soy Rey.
Yo para esto he nacido
y para esto he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad.
Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»
Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?». 
Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él. Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los Judíos?». 
Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ese no, a Barrabás!». 
Barrabás era un salteador.
Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. 
Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos». 
Y le daban bofetadas.
Volvió a salir Pilato y les dijo: 
«Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él». 
Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. 
Díceles Pilato: 
«Aquí tenéis al hombre»
(En latín, la frase de Pilato se dice: Ecce homo).


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En diciembre del 88 Nietzsche empieza a mandar cartas a sus amigos y familiares en las que dice haber llegado a una calma indescriptible y gloriosa. Le dice a su madre que la gente lo trata como un príncipe. Días después le escribe a su amigo Franz Overbeck que se propone organizar una liga de naciones contra Alemania y derrocar al rey. Quiere poner fin a tantos siglos de locura criminal.

El 3 de enero de 1889 le vuelve a escribir a Meta von Salis: "El mundo está transfigurado, dado que Dios está en la tierra. ¿No ves que todos los cielos se alegran? Acabo de tomar posesión de mi reino, arrojo al Papa en la cárcel y hago fusilar a Bismark...".

Y al otro día a su amigo danés, Georg Brandes: "Después de haberme descubierto, no es gran cosa el encontrarme, ahora lo difícil será perderme" y firma: El Crucificado.

Los amigos se alarman, viajan a Turín, donde lo encuentran en una habitación totalmente desordenada, desnudo, cantando y bailando desaforado, diciendo cosas incomprensibles. Lo llevan al manicomio.

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Nietzsche no llegó a darle cierre a la "Obra Capital" que estaba proyectando antes del colapso. Cuando ya no fue capaz de manejar su vida, la hermana se hizo cargo de todos sus textos inéditos, una herencia filosófica fabulosa, entre ellos los que iban a componer la obra que estaba proyectando. La hermana los ordena de acuerdo con su criterio y los va a terminar publicando en un volumen con el título La voluntad de poder, uno de los posibles que Nietzsche había considerado. Por supuesto que en este libro no están todos los papeles póstumos (que son decenas de miles) sino un recorte hecho por la hermana. Una interpretación. 

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