todos estamos igual

domingo, 8 de febrero de 2009

La historia


Heidegger mirando la montaña de Sainte-Victoire, 
tantas veces pintada por Cezanne

Heinrich Wiegand Petzet es un crítico e historiador del arte nacido en Bremen (1909) que trabó relación con Martin Heidegger cuando asistió como estudiante a un curso de Introducción a la Filosofía que Heidegger daba en Friburgo en el semestre invernal 1928-1929. Lo siguió viendo durante casi cinco décadas, hasta la muerte del filósofo en 1976. De esos encuentros surge precisamente el libro Encuentros y diálogos con Martin Heidegger (Katz, Madrid, 2007), que Petzet publicó originalmente en 1983. El libro resulta fascinante porque muestra una faceta desconocida, la del Heidegger cotidiano. Hay relatos muy interesantes acerca de cómo vivió Heidegger el proceso de "desnazificación" y las varias ocasiones en las que el tema del compromiso del filósofo con el régimen nazi reaparecía en la vida cultural alemana. Pero también hay algunos momentos graciosos, chismosos y cándidos, que narran la relación de Heidegger con otras figuras importantes de la filosofía y la literatura del siglo XX, como Karl Lowith, Karl Jaspers, Rainer M. Rilke, Jean Paul Sartre o Gabriel Marcel. El que sigue es un pasaje en el que Heidegger le cuenta a Petzet algunas anécdotas de su trato con Edmund Husserl y Heinrich Rickert:

27/4/52 en Icking (en oportunidad de la reposición de Antígona)


En la mesa, Heidegger está de muy buen talante (...). Después de la comida sugiero tomar un café y le pregunto: "¿Usted qué piensa?". Él, muy serio: "No pienso nada". Me corrijo: "pues ¿qué opina? Y él, con sonrisa pícara: "Pues sí, tomémoslo ahora, por favor".

Diálogo sobre la actividad universitaria y el modo de enseñar en los seminarios. H. cuenta sobre Rickert, que les reservaba la tarea de registrar el protocolo de las sesiones a unos elegidos. Recordaba cómo él, H., y Guardini, que por entonces ya era capellán, se apretaban en un extremo de la mesa, que llegaba a la habitación contigua. La agorafobia de Rickert le impedía dictar seminarios fuera de su casa: para dictar cátedra en el viejo edificio de la universidad tenían que trasladarlo en coche, y maniobraban para llevarlo hacia su pupitre, que estaba próximo a la puerta, donde Rickert daba clase sentado.

Al igual que Rickert, también Husserl tenía como única modalidad el monólogo. Fenomenología, durante semestres enteros. Cuando Heidegger, a la sazón asistente de Husserl, consiguió por una vez que hablase de otro tema, Husserl se atuvo al programa hasta la primera oración... y a partir de allí se volvió a hablar todo el semestre acerca de su viejo tema, acerca del que, ciertamente, no dejaba de aportar algunas cosas magníficas. Al cabo de una de esas horas de seminario, durante las cuales todos lo escuchaban sin pronunciar palabra, preguntó a H.: "¿Notó usted que hoy la participación fue especialmente activa?".

Refirió otra anécdota que ilustra el carácter de Husserl. Invitado a Londres a dictar tres conferencias , cuyos preparativos estuvieron a cargo de la señora Malvine Husserl, "el viejo siguió trabajando hasta la hora de su partida. De camino a la estación tampoco hablaba de otra cosa más que de la conciencia absoluta, por un lado, y de la naturaleza, por el otro". En el andén, cuando ya se oía la llegada del tren de Basilea, Heidegger pregunta finalmente: "Señor Geheimrat: ¿y la historia?". Consternado, Husserl le pone una mano en el hombro: "¿La Historia?... Sí, la estaba olvidando". Dicho lo cual aborda el tren a Ostende.

4 comentarios:

Oscar Cuervo dijo...

¿Y este post no lo comenta nadie?

Anónimo dijo...

En los ultimos dias cada vez que pasaba por aca, miraba tambien si alguien habia comentado y pensaba que los post que mas comentarios desatan son, lamentablemente, los políticos, y mas peleas también.

Pero mirá el lado bueno, al menos nadie te cuestionó el porqué hablabas del nazi de Heidegger, como lo presenta cada vez que puede nuestro "filosofo nacional" JP Feinmann

meridiana dijo...

Quizás tambien porque cuesta ver la simple cosa cotidiana de los grandes pensadores, su costado de humor, los tenemos como para el cuadro no?

Y además creo, por todo lo que se viene generando en otros debates sobre la figura de H y su "nazismo", noto que hay un grupo y no sólo esta H en él, que empieza a formar parte del club de los innombrables. Razón que me lleva a profundizar o a volver sobre ellos, digo si tanto molestan en la actualidad por algo debe ser.

Afortunadamente vos no tenés que ver nada con J.P.Feinmann. Coincido con Anónimo en que la política despierta más el ánimo belicoso y no el Stimmung de Ser y Tiempo...

Saludos

Lilián

Anónimo dijo...

Bueno Oscar,

en el post donde anunciabas el curso, sólo tuviste un comentario,
ahora dos.
Parce que, tristemente, Heidegger no despierta mucho interés,salvo para atacarlo.

Hace unos dias leí algo de Juarroz que me hizo acordar a estas interpretaciones de Heidegger, era así:
"Es imperioso romper un intimo malentendido:saber algo no es poseerlo.Y otro:saber no es comprender. Y otro mas todavía: saber no se contrapone a no a saber, sino a saber mal.Saber es una aproximación al ser y deberia parecerse a ser."

Lo que mas me gusta de este parrafo es que saber no se contrapone a no saber,sino a saber mal, lo cual describe a mucho sabiondo que anda dando vuelta y por otro lado es una valorización de la ignorancia, la cual,al igual que algun saber, todos compartimos.

Saludos
Luis

PD el anonimo anterior era yo, me olvide de poner el nombre